Después de ingresar a su taller y espectar algunas de sus tantas y extraordinarias obras, quede absorto, sumergido en una imaginaria infinita e ingenua, rodeado de movimiento en color, rodeado de vida.
Es imposible detener ese cambio sucesivo de emociones cuando estas rodeado de esa sinceridad retratada en cada pincelada. Y es allí cuando caes en cuenta que lo que habías sabido de Él era cierto, es un Naif, lo que en este mundo convulsionado y lleno de caretas, es todo un descubrimiento. Un verdadero Naif, un ser humano que a través de la intuición se hace de una perspectiva distinta y la comparte de forma directa, sin mayor filtro.
Y para quien se esté preguntando, ¿a que me refiero con ese término?, le doy un escueto alcance: El termino naíf del francés naíf o naïve hace referencia a un cierto grado de desatención por la formalidad académica y cierta desobediencia ingenua, que al plasmarse en alguna obra artística es traducida en un fluido y espontaneo abandono de los elementos técnicos y teóricos, es quizás por ello que el Naif ha sido exageradamente atado al Arte Primario o Infantil, pero basta con enfrentarse a las obras de Genios como el Maestro de referencia para darse cuenta que no es una labor desentendida de profundidad, sino, todo lo contrario, una impresionante simplificación de todo lo complejo.
Toma todo un mar de experiencias vividas en días llenos de ires y venires, amores y abandonos, abrazos de bienvenida y abrazos de despedida, colocandolos todos en un vaso de cristal de agua refrescante y transparente, y sin temor, lo comparte contigo.
Texto: Milton M. Román
Artista Plástico
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